lunes, 15 de diciembre de 2014

EXCURSIÓN A LOS EMBALSES DE GUADALAJARA



30 de noviembre, día de S. Andrés. SEO/Vanellus organizó una escapada a la zona de los embalses de Entrepeñas  y Almoguera, ambos de la provincia de Guadalajara.

El último día del mes de noviembre presenta una climatología inestable, con algo de niebla a primeras horas de la mañana y riesgo de de lluvia, sobre todo por la tarde. Por la mañana se pronostican unas horas de tregua que intentaremos aprovechar al máximo.


Plaza de Sacedón



















Iglesia de Sacedón























Tras una corta parada en Sacedón, nos dirigimos a la presa del embalse de Entrepeñas. Este embalse es el mayor de España y forma junto con los de Buendía, Bolarque, Almoguera, Estremera y Zorita el llamado Mar de Castilla. El primer objetivo del día es localizar al treparriscos (Tichodroma muraria) en los cortados calizos del embalse. El treparriscos es un ave rupícola de entre 15 y 17 cm de longitud, único representante en el mundo del género Tichodroma y también de la familia Tichodromadidae, al que algunos autores emparentan con la familia Sittidae (trepadores). Parece que vamos a tener suerte porque al poco de bajar del autobús alguien lo ve, quedando así constancia de que por lo menos se encuentra en el lugar. Animados por la certeza de que anda por aquí, nos situamos en el mirador que hay junto a la presa y dirigimos nuestra atención a la pared opuesta.


Presa


















Tantos somos los observadores que parece cuestión de tiempo que alguien lo vea; sin embargo no va a ser empresa fácil, el pequeño tamaño del ave, aunque de vistoso plumaje, y la distancia a la pared del otro lado del río van a dificultar su localización. Además, algunos escaladores empiezan a llegar a la base del cortado calizo que se alza en la orilla derecha del Tajo y pueden ahuyentarlo o disuadirlo de acercarse. Mientras lo buscamos, descubrimos un pequeño grupo de acentores alpinos (Prunella collaris) en los arbustos y repisas con algo de vegetación de la parte superior del cortado; cerca de ellos algunos aviones roqueros (Ptyonoprogne rupestris) vuelan y se posan en pequeños salientes de la pared, pero del treparriscos ni rastro. Al final, no conseguimos localizarlo y la mayoría nos quedamos con las ganas de verlo.


Cortados en el río Tajo



















Río Tajo


















Comenzamos la ruta en este punto, una vez hubimos desistido de buscar al esquivo treparriscos. El camino desciende suavemente junto a una pared vertical, siguiendo el cauce del Tajo, dejando a este a la derecha. Por el camino encontramos especies botánicas como el boj (Buxus sempervirens), madreselvas (Lonicera spp.), coscojas (Quercus coccifera), ruscos (Ruscus aculeatus), jaras (Cistus spp.), olivos (Olea europaea), encinas (Quercus ilex), quejigos (Quercus faginea), pino carrasco (Pinus halepensis)  y vegetación riparia: álamos (Populus alba), sauces (Salix spp.), etc.


Inicio de la ruta


















Nos encontramos en el espacio protegido LIC-ZEPA de la Sierra de Altomira, es decir, un espacio natural propuesto como lugar de interés comunitario y zona de especial protección para las aves. La Sierra de Altomira es una alineación montañosa de unos 47 km. de longitud que, partiendo de la localidad de Sacedón, discurre por las provincias de Guadalajara y Cuenca en sentido norte-sur hasta Alcázar del Rey. Este enclave pertenece a la Red Natura 2000, figura de protección de la Unión Europea establecida por una norma, la Directiva Hábitats, que agrupa los LIC y ZEPAS declarados por sus estados miembros, cuya finalidad es proteger los espacios naturales representativos y con ellos su fauna y flora, a través de dos directivas europeas: la Directiva Aves (79/409/CEE) y la Directiva Hábitats (92/43/CEE).



Un poco más adelante, el paseo nos brinda la gran sorpresa del día: un águila perdicera (Aquila fasciata). volando próxima a las copas de los árboles de la otra orilla del río. Tras un corto vuelo se posa en la copa de uno de ellos donde permanece un rato; enseguida, descubrimos a la pareja en una roca cercana. Pasamos un buen rato observándolas, durante ese tiempo una de las aves se muestra más activa, realizando cortos vuelos que concluyen en otra roca próxima a su compañera. Todas estas manifestaciones van acompañadas de gritos que resuenan en este pequeño cañón del río Tajo.


Águila-azor perdicera (Aquila fasciata)

















El águila perdicera es una rapaz catalogada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) en la categoría de preocupación menor (LC), sin embargo, a nivel nacional, el Libro Rojo de las Aves de España (en cuya portada aparece precisamente una imagen de esta ave) la incluye en la categoría: EN C1. Es decir: en peligro de extinción, EN, por mantener una población pequeña y en declive continuado, C1 (Libro Rojo de las Aves deEspaña, 154-157).


Seguimos nuestro paseo durante algunos kilómetros más. Encontramos algunas especies de aves como trepador azul (Sitta europaea), buitre leonado, (Gyps fulvus) pico picapinos (Dendrocopos major), petirrojo (Erithacus rubecula)...hasta un total de cincuenta y tantas especies observamos a lo largo del día. Al final, damos la vuelta y regresamos por el mismo camino. Comemos en Sacedón y nos dirigimos al embalse de Almoguera.

Puente sobre el


















 
Embalse de Almoguera

Recién llegados al embalse de Almoguera comienza a llover, lo que nos hace buscar con cierta precipitación, bajo paraguas y capuchas, al martín pescador (Alcedo atthis), que suele dejarse ver pescando en las aguas del pantano o posado en alguna percha, como un carrizo, sauce o cualquier arbusto que crezca en la orilla y le ofrezca buena perspectiva de la lámina de agua y de cualquier pececillo que se ponga a su alcance. 


Embalse de Almoguera


















Parece que no va a dejar de llover, y entre el ir y venir de un lado al otro de la carretera que atraviesa la presa, siguiendo las evoluciones de este torpedo azul que es verdaderamente el martín pescador, nos sobrevuela un bando de unas 45 grullas (Grus grus) formando una amplia uve en el cielo, dirigiéndose decididamente hacia el sur. En el centro de este alargado y estrecho embalse, vemos un grupo de somormujos lavancos (Podiceps cristatus), ejemplares de ánade azulón (Anas platyrhyncos) y algunas gallinetas (Gallinula chloropus) cerca de las orillas;  volando por encima de nuestras cabezas, una pareja de cucharas (Anas clypeata) que no se si pasan desapercibidos para el grupo.



















La idea de venir aquí, es echar un vistazo a un dormidero de aguiluchos laguneros (Circus aeruginosus) localizado en la margen izquierda del río; como parece que amaina la lluvia decidimos recorrer un tramo de unos trescientos metros hasta una ladera que permite ver desde lo alto las tierras que se extienden al otro lado del Tajo.

Vista del embalse


















El día empieza a declinar y un rascón (Rallus aquaticus) se oye en la orilla opuesta anunciando el cercano ocaso. No tenemos que esperar mucho para empezar a ver aguiluchos que de uno en uno o en parejas, aparecen a nuestra espalda, sobrevuelan el río y se posan al otro lado en el suelo, en algún árbol o en medio del carrizal. Durante los minutos que permanecemos aquí, el goteo de aguiluchos es constante y nos mantiene tan entretenidos que apenas notamos si llueve o no. Regresamos junto a nuestros compañeros, ya poco más nos queda por hacer aquí, enseguida anochecerá y debemos regresar a Madrid.


Acomodados en el autobús, y casi anochecido, vemos tres búhos reales (Bubo bubo) repartidos en unos pocos kilómetros de carretera. Uno en un poste, otro volando junto a un cortado y el último posado en un montículo en el mismo borde de la carretera. Buen remate para un día de pajareo. Hasta otra.